10.09.2012

Para que no vengas.

No vengas ahora,
huesuda puta vestida de luto.
Que el filo de tu mano
vuelva a alejarse
en la noche eterna que predicas,
que no esconda tu capucha
 una lágrima
por quien no merece tu presencia.

Una lágrima igual que la nuestra.

Tómate esto como una ofensa
y una plegaria.
La humilde oración
del nño desconsolado
que se postra ante ti,
que te pide clemencia
para quien no merece tu presencia.

Vuelve por favor
al lugar del que has venido.
No muestres tu sombra
por ninguna esquina de su vida.
Deja tranquilo al buen hombre,
al que todo lo ha dado
por no verte nunca.
Déjalo tranquilo y espera
mucho, todo el tiempo,
al que no merece tu presencia.

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