10.02.2012

Horror vacui.

Me corté con el filo de tu espada de madera,
me refugio en la seguridad de la cuerda floja.
Soy feliz, aunque igual tú no lo sepas,
cada vez que te toca y se quema mi mano.
Brillas,
guías mis pasos en la noche eterna,
me dejo ganar entre las sábanas
para ver esa sonrisa,
cuándo será la última vez.
Nos acompañan reproches del pasado,
tus temores que regresan por momentos
y me pides que te los quite a risas...
Perdóname por no dejarte,
son tus brazos los que me mantienen contigo,
casi siempre lejos.
Yo te perdono por no soltarme,
tápame la boca y dime
que me ____s,
que soy idiota,
que te mueres en esta locura
que nos rodea y nos acecha.
Ya he enterrado las dudas,
te entrego su tumba para que las tuyas
mueran junto a ellas.
Para que entierres esta carta sin sentido,
porque ya estás conmigo.
Perdona mis ofensas
como también nosotros ignoramos
a los que nos ofenden.
¿Imaginas tardes de sofá y helado?
La única vez que estaremos juntos
será la próxima,
tantas son las ganas que tengo de ti.
De ti, que me has hecho hablar sin tapujos,
que me has desnudado en mi invierno
para darme calor.
Con los ojos callados mis manos ven
el conocido mapa que insinúa tu cuerpo,
alguno de los secretos que en parte me pertenecen.

Miénteme y di que no desapareces,
el más largo de mis poemas,
vuélame la cabeza con esas palabras
que siempre me ocultaron
y tú ahora me enseñas.

2 comentarios: