8.10.2012

Sand, sea, moon.

El humo se evaporó entre los segundos,
el mundo quedó tan mudo como debía,
mientras nosotros, atónitos, reíamos,
de la fugacidad del tiempo y de la vida.

Arena ardiente entre la piel,
camuflaba entre sus granos el mañana,
más lejano que el propio ayer,
más lejano que tus propias palabras.

Es en el ahora donde me encuentro
con muecas vendidas en sonrisas,
por aquellos momentos de desenfreno,
varados en el mar lejos de la orilla.

El horizonte empieza a tambalearse,
quizá soy yo  que pierdo el equilibrio,
quizá me derrumbaré en está frase,
quizá porque el vaso ya está casi vacío.

Y caigo liviano, mecido por la luz,
que embriaga ebria de poder la luna,
ahora que está sola ante el mar azul,
ahora que es la reina de las dudas.



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