3.28.2012

Soldados de la paz en las guerras del odio.

Alguien les dijo que tan solo con llegar al final de la carrera su pesada carga se haría más llevadera, nada más lejos de la verdad. Algunos llegaron y desfallecieron, otros ni siquiera llegaron, algunos, los más ágiles, consiguieron colocar la bandera con la insignia de su país en algún recóndito montón de mierda de ese lugar para que la gente que estaba en sus casas creyera que esa tierra les pertenecía por la fuerza y respiraran tranquilos el humo que producía el repiqueteo de las llamas sobre la madera seca dentro de la chimenea.


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