6.19.2012

Dolor como forma de vida.

Es más dolorosa la incertidumbre de una vida a oscuras,que la misma vida expuesta a una radiación lumínica permanente. También es más difícil de asimilar una pérdida que la más estrambótica de las bienvenidas. Cualquier ser humano sabe lo que es padecer dolor,pues este es nuestro pequeño truco de supervivencia,y por mucho que reneguemos de él no alcanzaremos en su totalidad a entender el bien que nos hace.
El enjambre de mis sesos se presenta productivo a veces,y el zumbido me maltrata a menudo. También pensar es dolor,porque el dolor no está en la superficie de un corte en la epidermis,ni en una infección por morderte las uñas demasiado. El dolor está en la cabeza. En lo más recóndito de un mal sueño de una noche de bochorno en la que no podías dormir podía haber tanto dolor como en todas las veces que te has cortado pelando patatas en toda tu vida. No puede ser que el miedo al dolor nos impida avanzar cuando,después de todos estos años,ha demostrado lo vital y necesario que es en nuestra evolución.
Dolor precede placer independientemente de que queramos o no. No hay en sí dolor eterno ni placer eterno. No es posible evitar el dolor,ni predecirlo. Tampoco es necesario para sentir placer,mejor no hacerlo. El bienestar quizá es más fácil de manejar,pero menos divertido. Y quizá por eso nunca estamos bien del todo,porque enseguida nos cansamos y queremos algo más.Nos parece poco,sea lo que sea. Es ahí donde llega Dolor,que curiosamente se presenta muy distinto a Placer,y por poco que duela pensamos que hemos tocado fondo y que no saldremos jamás.
A todos se nos ha muerto alguien,así que ya está bien de depresiones voluntarias.

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