6.12.2012

Una tarde cualquiera.


Se está nublando y de pronto cae una gota de agua sobre la hoja de un árbol, resbala y estalla en mil partes en el suelo, pero para ese momento ya no es la única.
El asfalto parece romperse bajo la lluvia.
Gente corre a resguardarse,
yo prefiero tomármelo con calma.
Dejo que la lluvia se cuele entre mi pelo y mi maquillaje caiga sobre mis mejillas,
 cada vez con más fuerza.
Se mantiene así el día entero disolviendo el optimismo.
Las almas gotean allá donde miro.
Hoy es un día de manta y película.
Hoy es un día de muerte momentánea. 

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