6.27.2012

Tiovivo

Estoy parado en la plataforma central
de un enorme tiovivo,
me fascina todo lo que gira
a mi alededor:
las luces, los bonitos caballos,
esa música en el fondo triste
si fuese tocada al tempo
que marca la realidad.
Entonces doy un paso
y también yo empiezo a girar.
Sé que ya estoy perdido,
perdido en una espiral
de continuo movimiento
frente al que no puedo sino
amoldarme.
Estiro la mano, torpe y algo mareado.
Toco el primer caballo pero se escapa,
toco el segundo pero huye,
y así uno tras otro, y esa música...
Entonces el tiempo parece detenerse,
uno de ellos se deja domar y se
acerca como los demás pero
él es diferente.
Subitamente la música se desmaya
y los caballos frenan de golpe,
caigo al suelo y...
Me despierto sudado y nervioso,
me relajo al ver que junto a los caballos
se va también el sueño.
Pero en cuanto salgo de la habitación
veo que como el primer caballo
vuelve el movimiento,
y con él todas esas cosas que no
consigo atrapar.
Miro a mi lado y compruebo
que también ha desaparecido aquello
que por momentos fue mío,
mi caballo favorito...

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