Mientras estás leyendo esto están muriendo personas inocentes en todo el mundo. Víctimas de la violencia, del hambre, de las voraces plagas y las temibles enfermedades. Victimas de la indiferencia. Meros datos, recogidos en un papel que nadie leerá, o quizás sí. Y en ese caso ese alguien lo usará en contra de familiares y amigos a modo de reproche hasta tal punto de degradarlos a nivel inferior al de persona, por el mero hecho de no estar total y únicamente ayudando a los desfavorecidos. Mientras esto ocurre el nuevo "guía radical anti-pobreza" pone cara de indignación y escupe alaridos en contra de las multinacionales (que le visten y esa noche le darán de comer) a la vez que publica ponzoñosas criticas al sistema desde su nuevo Android, IPhone o Blackberry. Y en este místico momento en el que el profeta da absurdas ideas para mejorar el mundo un becerro dorado le dice al oído que un 0.00001% de impuestos en las trasferencias bancarias, asi como un 0.00002% en su sueldo harán que ningún niño pase más hambre en el mundo... Es entonces cuando nuestro ya, odiado personaje, proclama en voz alta: ¿De qué cojones van quitándome mi (haciendo especial hincapié) dinero?.
Y la máscara de hipocresía se rompe al fin contra el suelo y se oye de fondo algo que recuerda a la doble moral, por así decirlo.
Y la máscara de hipocresía se rompe al fin contra el suelo y se oye de fondo algo que recuerda a la doble moral, por así decirlo.
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